Bélgica y República Checa son dos destinos evidentes, pero hay muchos más. Esta es una selección de diez lugares repartidos por Europa donde no sólo se puede disfrutar de la propia cerveza, también de la historia que hay detrás de ella.

Rubias, tostadas, negras, artesanales, ahumadas, centenarias, afrutadas... Para gustos, las birras. La cerveza es uno de los atractivos gastronómicos más importantes de varios países y no lo es menos en el Viejo Continente. No sólo como objeto culinario, también como parte de la historia de varias de esos estados.

Esa tradición, en países como Bélgica, Alemania o Irlanda, o en otros con una industria más reciente como Dinamarca, atrae cada año a miles de turistas, no sólo para degustar las distintas variedades. También para conocer la historia centenaria que en algunas cerveceras todavía se conserva casi intacta.

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