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El negocio es transportar a los pasajeros de pie, porque caben más y el billete podría ser más barato.
Llega el asiento de avión para ir de pie
Ustedes ya se lo oyeron a Michael O’Leary cuando buscaba atraer la atención hacia su aerolínea: el negocio es transportar a los pasajeros de pie, porque caben más y el billete podría ser aún más barato. Pero la cosa no siguió adelante, aunque es evidente que sigue habiendo presión en el mundo de la aeronáutica para bajar más los precios de los billetes y atraer más pasajeros.Hace ahora un año, en la feria de Hamburgo en la que se presentan elementos de los interiores de avión, una empresa italiana, Aviointeriors, presentó un nuevo tipo de asiento que permitía acomodar más pasajeros en una cabina normal. Ya ese modelo resolvía algunos desafíos, pero tenía el problema de que el asiento se apoyaba en una barra vertical que debía de ir desde el suelo al techo. Eso era inaplicable en un avión actual, de modo que la gente vio la propuesta, le sacó fotos, pero no hubo más reacciones.
Esta semana, Aviointeriors volvió a la carga presentando el Skyrider 3.0, la versión que dicen que definitivamente puede provocar una revolución. Este nuevo asiento –como el anterior– permite al pasajero prácticamente ir de pie, garantiza su seguridad mediante un cinturón de seguridad, mantiene el orden al asignar espacios delimitados, reduce el consumo de espacio de forma radical y, sobre todo, no exige de esas barras verticales que debían llegar al techo. No, ahora el asiento puede instalarse en un avión en unas horas. Eso sí, sigue presentando el problema de que es un asiento en el que apenas nos podemos medio sentar, pero ese es el truco: dos o tres horas volando, casi sin sentarnos.
Gaetano Perugini, el diseñador, habló con la CNN y le explicó que ese modelo de asiento se puede perfectamente comercializar mañana mismo porque cabe en una cabina tal como está hoy.
El tema es que multiplica el espacio porque al obligar al pasajero a prácticamente ir de pie, reduce la distancia entre asientos. Con este modelo de asiento, las compañías podrían ofrecer una nueva clase en los aviones, la económica ultra-básica. No se sabe qué opina Michael O’Leary de esta oferta –aunque lo podemos imaginar perfectamente– pero sí se sabe que la mayor parte de los viajeros que vieron el asiento no mostraron satisfacción. Tal vez si supieran el precio del billete del vuelo, igual les parecía más atractivo.